martes, noviembre 27, 2007

Los análisis estadísticos / Olga Ramos

Una de las argumentaciones que se está utilizando en estos días, para promover la abstención, está relacionada con los múltiples problemas que se han observado en el Registro Electoral, es por esta razón que creo que importante hacer algunas consideraciones. La primera de ellas es que estoy totalmente de acuerdo con quienes plantean que es mucho más ético promover el voto diciendo la verdad sobre lo que puede suceder en las elecciones, que escondiendo o disfrazando información. Pero de igual forma, creo que la misma consideración ética se debe aplicar a todas las acciones políticas posibles en este momento, por lo que quienes promueven otro tipo de expresión de descontento político con la propuesta de reforma, como lo es la abstención, deben hacerlo diciendo la verdad sin esconder o manipular data o argumentación, para soportar la apuesta política que se persigue. Esto es algo que todos esperamos de quiénes asumen o pretenden asumir el liderazgo político en Venezuela.

En segundo lugar, quiero recordar que las críticas al Registro Electoral no nacen con este gobierno y que la mayoría de los problemas que se han encontrado en las auditorias que se han realizado en los últimos años, se relacionan con problemas que fueron originados antes de que se iniciara este gobierno y que nos guste o no, muchas de ellas, han tratado de ser solventadas por las últimas administraciones del CNE.

"Hoy un estudiante comió medio pollo y otro no comió ninguno: estadísticamente significa que cada estudiante comió medio pollo hoy"

Más o menos así rezaba un graffitti que podíamos leer en las paredes de una de las escuelas de la UCV a principios de la década de los años ochenta, época en la que era estudiante de la USB y en la que visitaba con frecuencia esa casa de estudios como parte de mi actividad política universitaria. Su contenido habla por sí solo de las críticas que, desde siempre, se han tenido a los análisis estadísticos, pero especialmente al empleo que de ellos se hace. Traigo esto a colación, porque parte de la lógica utilizada por quiénes se apoyan en las críticas al Registro Electoral para el llamado a la abstención, se sustenta en que dichas críticas, han sido realizadas por científicos que se utilizan análisis estadísticos con un alto grado de confiabilidad. Esta condición pareciera que da a estas críticas una validez incuestionable, que nos conduce a concluir que los análisis científicos son inapelables y que ante la "dureza" del análisis de los científicos, los ciudadanos no tenemos nada que decir.

Esto es algo con lo que no puedo estar de acuerdo, porque cualquier análisis científico puede confrontarse con otro. Efectivamente, de eso está hecha la evolución en las ciencias. Y al respecto debo decir que hay más de un grupo de científicos que se ha dedicado a analizar los resultados electorales, desde el referéndum revocatorio en adelante, en la búsqueda de evidencias del fraude electrónico. Muchos de ellos, en los últimos procesos electorales han decidido hacer un aporte efectivo y previo a los procesos electorales, por lo que, se han unido a los equipos técnico-electorales de algunos partidos y agrupaciones políticas para trabajar en los procesos de auditorias previas y de monitoreo del proceso electoral. Otros se han mantenido al margen de la participación en estos equipos pero han seguido con su trabajo y han tenido interacción con diversas personas y organizaciones. Pero también hay otros que han sido tradicionalmente militantes y participan en las filas de algunos partidos políticos. El que se unan o no a los equipos técnico-electorales de algunas organizaciones o que tengan legendaria militancia en las filas de un partido político, o que, sencillamente, se mantengan al margen de cualquier tipo de organización para el ejercicio de su ciudadanía política, no los hace ni mejores ni peores científicos, así como su condición científica no les vacía de contenido político sus análisis o los dota de una condición tal que les permita hacer análisis que estén exentos de intención política.

Es por esta razón que en el análisis del Registro Electoral no podemos quedarnos con el criterio emanado de un grupo de científicos, sino que habría que escucharlos a todos para tomar una posición. En otras palabras, a los ciudadanos nos sale escucharlos a todos y aplicar nuestra capacidad de análisis político para decantar nuestra posición al respecto. Y frente a la lógica argumental emanada por algunos de los que promueven la abstención utilizando para ello un informe presentado en el marco de ESDATA por algunos científicos, creo que es propicio revisar la lógica de análisis planteada por la Dra. Carín Ludeña, quién, además de ser una destacada experta en análisis estadístico y pertenecer a uno de los equipos técnico-electorales que apoyan la labor de algunos grupos y partidos políticos, ha sido reconocida por sus colegas como la persona que ha realizado algunos de los mejores análisis sobre la data electoral que se realizaron, a raíz de la celebración del referendo revocatorio, para tratar de encontrar evidencias de fraude electrónico.

La Dra. Ludeña, en un escrito realizado recientemente con motivo del contenido del informe de ESDATA al que he hecho referencia, afirma que “en efecto el Registro Electoral presenta severas deficiencias, algunas de las cuales son de índole técnico relacionadas con los mecanismos de supervisión, control y actualización de datos a partir del registro de venezolanos cedulados y otras con irregularidades en la base de datos, presentes aun desde antes de 1999, no corregidos y agravados por un manejo administrativo poco profesional”. Sin embargo, sobre el aumento del Registro Electoral que se evidenció entre los años 2004 y 2006, “no existe evidencia, a partir de la comparación de las características poblacionales de los nuevos y viejos electores, de que estos nuevos votantes correspondan a poblaciones fantasmas”, así mismo, la variación del Registro Electoral que se ha presentado entre septiembre de los años 2006 y 2007, “corresponde 102.861 a desincorporaciones por fallecimiento, 263.788 a nuevos inscritos y 328.638 a reubicaciones de las cuales unas 21.000 son involuntarias por cambio de centro de votación (creación de nuevos centros) y el resto corresponde a cambios voluntarios”.

Por otra parte, Ludeña llama la atención sobre la necesidad de tratar con cuidado la información relativa a los problemas denunciados como cambios de nombre o de dirección, ya que esta “no necesariamente se corresponde a la exclusión involuntaria de votantes o a la inclusión de votantes inexistentes”, lo mismo afirma sobre las denuncias de personas con mismo nombre y apellido, debido a que estas pueden ser sólo evidencia de “repetición de nombres comunes”, incluso cuando en estos casos se presenten fechas de nacimiento repetidas, no necesariamente corresponden a irregularidades. Al respecto afirma que “estos casos fueron estudiados por representantes de los partidos políticos tanto en los comicios anteriores como en los presentes sin evidencia de identidades ficticias” “Este tipo de denuncias alcanza a poco más de 200.000 electores”.

Agrega Ludeña en su análisis que “las denuncias correspondientes a la inscripción en el seguro social, o en la listas de telefonía móvil, tampoco pueden ser consideradas evidencia de irregularidades en un país en el cual un porcentaje importante de la economía es informal. En definitiva, que el Registro Electoral requiere de una depuración importante, de una constante vigilancia por parte de la ciudadanía y sobre todo de la creación de mecanismos supervisados de control, auditoria y seguimiento es innegable. Sin embargo, que las anomalías del Registro Electoral nos imposibilitan para participar en este proceso electoral de carácter nacional no tiene mayor sustento en base a los análisis efectuados”.

Pero volviendo al tema de los científicos y sus análisis sobre el Registro Electoral, debo decir que soy de la creencia de que los ciudadanos tenemos mucho que decir frente a los análisis de los científicos por muy bien fundamentados que parezcan, pues estos no son más que análisis que dan cuenta de una parte de la realidad. Es obvio que quién poco o nada sepa sobre los procesos electorales o quién nunca se haya detenido a hacer un análisis de la situación del Registro Electoral o de los procesos electorales, requiere más que buena voluntad y una interesante lógica para hacer un análisis profundo que tenga validez para otros ciudadanos, obviamente una validez que se construiría con elementos diferentes a la inferencia estadística, si la persona no tiene experiencia con ella. Una persona así, requiere estudiar mucho y leer mucho a otros, para poder hacer un análisis profundo y válido como el que esperamos, pero hasta una persona así, haciendo uso de un buen sentido común, puede aportar elementos a la discusión que resulten relevantes a la hora de hacer el análisis que necesitamos todos para tomar la decisión sobre si ir a votar no o no votar.

Y sobre el Registro Electoral, quiero decir algo más, que es algo que tengo años sosteniendo. El problema serio del Registro Electoral es externo al mismo, es un problema asociado al sistema de identificación y cedulación y para corregirlo, se requiere hacer una auditoria profunda a dicho sistema, no al Registro Electoral. Esto será posible en un futuro, pero en este momento no contamos con la voluntad y la fuerza política para lograrlo. Mientras lo logramos tenemos que decidir si ese problema nos impide aceptar al Registro Electoral como válido para la realización de los procesos electorales, y en ese caso, asumo como válido el análisis de la Dra. Ludeña al que me referí con anterioridad.

Finalmente, como ciudadana, frente a los comentarios que hacen muchos analistas avezados en el tema electoral, me pregunto si es posible hacer algo que permita contrarrestar la trampa, si la hubiese. Y la respuesta que encuentro es que entiendo que con las condiciones que tenemos, si logramos que existan testigos en todas las mesas y que los mismos se queden hasta el final, pero además, si logramos que la gente vaya a votar y corrobore el contenido de su boleta antes de depositarla, podemos garantizar la defensa del voto. Si el gobierno hace trampa electrónica, la apertura de las cajas lo dirá. Si trata de hacer trampa manual, los testigos de las mesas estarán allí para impedirla. Los científicos dicen que la apertura de las cajas que está prevista para más del 50% de los centros al finalizar la votación, es más que suficiente para garantizar la validez estadística de los resultados electorales. No hace falta hacer el conteo voto a voto. Sólo es necesario que la gente que vote NO, esté seguro de que la papeleta que deposita dice NO y NO y que los testigos estén en las mesas durante todo el proceso, incluso en la apertura de las cajas. El resto, es un problema de acción política, no es un problema técnico-electoral.

Y digo esto en contraposición a quiénes se empeñan en que es necesario hacer una auditoria exhaustiva de todo el sistema automatizado, con la certeza de quién, desde el referéndum aprobatorio de la constitución, cuando participaba activamente en la observación desde la Red de Veedores, ha estado con diversos grupos y en diversos escenarios, analizando y discutiendo los problemas y riesgos del fraude electrónico. Después de todos estos años, entiendo que la parte automatizada de los procesos electorales es tan delicada y frágil que la única manera de monitorearla y de que ello sirva para algo, está en el conteo de las papeletas, porque de resto, son muchas las variables que inciden y que siempre estarán fuera de nuestro alcance. El conteo de las papeletas lo tenemos, no con carácter vinculante como querríamos, pero lo tenemos, y por tanto, tenemos que echar mano de él, ya que constituye la herramienta que nos permitirá poner en evidencia la existencia de una trampa electrónica. Eso es lo que me lleva a sostener lo dicho anteriormente y a plantear que el resto es un problema de acción política y no técnico-electoral.

Y hablando de acción política, creo que hemos perdido una buena oportunidad para apuntar al problema de fondo que podemos identificar como “fraude electoral”; de poner sobre la mesa lo que realmente está afectando nuestra capacidad de elegir, lo que está dando al trasto con el derecho al voto, como derecho político. Hemos perdido la oportunidad de sustanciar con pruebas, denuncias formales en mano, el abuso de poder del que hace gala el gobierno para obligar a la gente a emitir un voto con el que no esta de acuerdo, para comprar votos y para utilizar el dinero del Estado en campaña. Este es un problema que sí se puede atacar, como por ejemplo, lo esta haciendo hoy una representante del oficialismo al presentar una denuncia ante el CNE por la utilización, por parte de la gobernación del Zulia, de recursos públicos para financiar la campaña del NO en su Estado. Pero, al parecer, dado lo público y notorio de ese problema, no resulta del interés de los grupos que se oponen a la reforma, ya que, ninguno se ha dedicado a hacer un análisis de estos abusos, acompañado de denuncias documentadas que den pie para sentar un precedente que sea ventilado primero por el CNE, luego por las cortes nacionales y si no se logra efecto alguno, que sea ventilado en las instancias internacionales pertinentes. Claro está, a lo mejor no resulta atractivo, porque este es un trabajo que tendrá efectos seguros en el largo plazo y que dependerá de la constancia de quién lo emprenda. Esta, que podría ser una tarea a desarrollar en futuros procesos electorales, puede muy bien ser desarrollada, si no por los partidos políticos, por organizaciones como SUMATE o la Red de Veedores que nacieron con el propósito de defender el derecho de los ciudadanos a ejercer el voto y a elegir.

Por cierto, un dato curioso sobre los científicos y el proceso electoral para el cierre. Algo que es del conocimiento público, pero que parece que muchos olvidamos con frecuencia es que una de las personas con mejor y más actualizada formación científica sobre sistemas electorales en Venezuela es Tibisay Lucena, quién ejerce actualmente como Presidente del CNE. Ella, antes de convertirse en la asesora de la constituyente encargada de diseñar "el poder electoral", se encontraba en Estado Unidos realizando estudios de doctorado sobre sistemas electorales. Así que, por paradójico que suene, tenemos en este momento a cargo del máximo ente del poder electoral a la persona con una de las mayores credenciales académicas sobre sistemas electorales del país y hemos tenido la fortuna de que ella haya sido además de la "creadora" del marco constitucional que lo sustenta, quién desde el CNE, primero como técnico y luego como rectora, se haya encargado de ponerlo en práctica.

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